En una noche fría, mientras las luces del Andador Morelia iluminaban los pasillos, el Espíritu de la Navidad Aventurera se detuvo frente a un pequeño taller: Bikeroom.


Al entrar, el brillo metálico de las bicicletas y el aroma a caucho nuevo lo recibieron como viejos amigos. Con un toque de su magia, las ruedas comenzaron a girar solas, recordando todos los caminos recorridos y los que aún estaban por venir.


Desde entonces, cada bici que pasa por Bikeroom lleva un poco de esa magia: la emoción de volver a rodar, la libertad del viento y el espíritu de seguir pedaleando hacia nuevas historias.